* ¿Cuándo fue muerto Jesús de Nazareth?

UNA ESPECULACIÓN ASTRONÓMICA: ¿CUÁNDO FUE MUERTO JESÚS DE NAZARETH?

* When was Jesus of Nazareth killed?

“Produciré portentos tanto en el cielo como sobre la tierra - sangre, fuego y columnas de humo.”

“La luz del sol será convertida en oscuridad y la luna del color de la sangre, antes que el día del Señor venga - ¡ese día grande y terrible!” 

Esto pertenece al libro según el profeta hebreo Joel, capítulo 2, versículos 30 y 31 (Ref. 1). Fue confeccionado en alguna época entre el año 800 B.C.E. (= Antes de la Era Común) y el 350 B.C.E., y muestra con claridad lo que en la mente de los antiguos se pensaba del origen o causa de los eclipses.

Existen básicamente dos tipos de eclipses lunares visibles: el eclipse parcial y el eclipse total. Una de las características que distingue un eclipse parcial de un eclipse total es que en éste último la Luna adquiere un color rojizo, que para los antiguos parecía sangre. Esta tonalidad se debe a efectos ópticos en la luz solar que pasa a través del "anillo de aire" de la atmósfera de nuestro planeta, como visto desde la Luna. La superstición sobre los eclipses fue más lenta en ser dejada de lado en las culturas fuertemente teocráticas, comparada con otras culturas.

Pero al menos nos dejaron algunos registros, aunque mínimos. El aristócrata historiador judío, nacionalizado romano, Titus Flavius ​​Josephus (o Josefo, para los hispanohablantes) nos da fechas que se refieren al fallecimiento del cruel rey Herodes el Grande, diciendo que fue entre una determinada de las tantas famosas masacres realizadas por su orden, masacre ésta en cuya misma noche hubo un eclipse lunar, y la Semana de Pascua. Con otras informaciones dadas por Josefo (Ref. 2) y la Astronomía moderna, se estima que el rey pudo haber muerto después del eclipse lunar total del 15 de septiembre del 5 B.C.E. (Ref. 3) y cerca del inicio de la Semana de Pascua, comenzada el 11 de abril del siguiente año, 4 B.C.E. (Ref. 4) (Ref. 5) (Ref. 6), fechas del Calendario Juliano. Con estos datos y eligiendo la versión dada por el Evangelio según Mateo (Ref. 7) y descartando la versión del Evangelio según Lucas (que contiene una historia diferente fechada una década después [Ref. 8]), se puede especular que Jesús de Nazareth nació antes del 11 de abril de 4 B.C.E. o inclusive antes del 15 de setiembre del 5 B.C.E..

EL ECLIPSE DE PENTECOSTÉS

Durante siglos hasta el día de hoy, un gran número de personas ha intentado fechar la muertte de Jesús de Nazareth a partir de algún eclipse ocurrido cercano a la Semana de Pascua. De ahí es que han salido diversos días con diversos años. Sin embargo, en ninguno de los cuatro Evangelios se describe la ocurrencia de un eclipse de ningún tipo en ningún momento de la biografía de Jesús de Nazareth. Lo más cercano es el relato del oscurecimiento del cielo por varias horas durante la Pasión: "Ahora cuando fue mediodía, la oscuridad llegó sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde" (Ref. 9); "Ahora desde el mediodía hasta las tres, la oscuridad llegó sobre la tierra" (Ref. 10); "Era cerca del mediodía, y la oscuridad llegó sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde, porque la luz del sol faltó" (Ref. 11), lo que no corresponde de ninguna manera a un eclipse solar, entre otros motivos astronómicos, por su muy exagerada duración, que no debe ser de más que minutos. Así es que si queremos fechar la muerte de Jesús de Nazareth por algún relato bíblico, no lo encontraremos en los Evangelios. Es sin embargo posible buscar en otros lugares de la Biblia.

Según el quinto libro del Nuevo Testamento de la Biblia, Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, Simón Pedro (ó "San Pedro", para los católicos) continúa asociando el temor del SEÑOR (Yavé) con eclipses, insistiendo en que la profecía de Joel se cumplió con la posible ayuda de un eclipse lunar total cerca del supuesto "descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles" en la fiesta judía de Pentecostés, ocurrida pasados 50 días después del hallazgo de la tumba vacía de Jesús de Nazareth.

Extrapolando de los Evangelios (Ref. 12), del régimen del emperador Tiberio César y datos de Josefo (Ref. 13), Jesús de Nazareth comenzó su predicación pública no antes del 28 C.E. (= de la Era Común) y fue asesinado a más tardar en el 36 C.E.. Los cómputos modernos (Ref. 3) muestran que en este período de 9 años hubo 7 eclipses lunares totales, con sólo 2 de ellos completamente visibles desde Jerusalén: uno el 14 de junio del 29 C.E. y el otro el 27 de julio del 36 C.E., fechas del Calendario Juliano. Esta última fecha fue demasiado tarde en el año, mucho después de la Fiesta de Pentecostés. Así que el dramático cambio en apariencia de "la luna a sangre" mencionado, cercano a Pentecostés, fue probablemente el que se presenció en Jerusalén en la noche del 14 de junio del año 29 C.E., fecha del Calendario Juliano.

En la religión judía, los días hasta la Fiesta de Pentecostés judío (literalmente, "quincuagésimo día", en griego) comienzan a contarse en relación a la Pascua judía. Veremos pues cómo se puede entender la relación entre una fiesta y la otra. Nótese sin embargo que no estaremos analizando un eclipse cercano a Pascua. En cambio, estaremos analizando un eclipse cercano a Pentecostés, para a partir de ahí retroceder en el tiempo y hallar fechas cercanas a la Pascua. Pero como sea, hacer una conversión desde la Edad Antigua a la Edad Contemporánea no es tarea matemática "trivial".

COMPARANDO CALENDARIOS DE DIFERENTES CULTURAS Y CALENDARIOS DE AYER Y DE HOY

La Semana de Pascua judía era ancestralmente el Día de Pascua seguido por la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura, pero con el tiempo empezaron a usarse ambos términos de manera intercambiable. Siempre sin embargo, las celebraciones comenzaban con la Cena de Pascua.

Los días de esta semana en la gran mayoría de los años no están sincronizados con los días de la semana del calendario regular judío (cuyos días van del 1 al 6 más Sabbath). Es decir, la Semana de Pascua puede comenzar en cualquier día de la semana regular. A la par, al trasladar estos días de la semana judía dentro del Calendario Juliano, debe tenerse en cuenta que desde siglos antes de nuestra Era (Ref. 14), pasando por el régimen de Tiberio César (Ref. 15), y tal vez hasta al menos el 6 de febrero de 60 C.E. (Ref. 16), y ciertamente hasta llegada una reforma a favor de Dioses Paganos por Constantino el Grande el 7 de marzo de 321, la semana tradicional romana no tenía 7 días sino 8 días distintos y completos (cuyos días iban del A al H).

Una complicación más es que en el Calendario Judío las fechas comienzan ya al irse la luz natural, mientras que en el Juliano recién a medianoche. Como consecuencia, esto quiere decir que a dos eventos, uno ocurrido al amanecer y el otro al anochecer, los judíos los registran en dos fechas diferentes.

El Calendario Juliano tiene una variación que va entre 365 y 366 días (1 día), mientras que el Calendario Judío tiene una variación que va entre 353 y 385 días (32 días) en un año. Esta diferencia de variación hace que las fechas de un calendario se deslicen con respecto a las fechas del otro y constantemente se desincronicen.

El Calendario Juliano sigue fórmulas matemáticas propuestas por Sosígenes de Alejandría y fue puesto en funcionamiento por Julio César en el año 45 B.C.E., y después de un período de transición, sus cálculos se han estado ejecutando continuamente desde el año 8 C.E. hasta llegada su reforma, el Calendario Gregoriano de 1582. El Calendario Judío apareció tal vez en Mesopotamia en la Edad de Bronce y era completamente observacional, tratando de seguir los cambios de la Naturaleza mes a mes y año a año, y sólo manifestó un avance matemático en el tiempo de Hillel II en 359 C.E., y se estableció en una forma totalmente computacional en 1178, por Maimonides, ejecutándose de forma ininterrumpida desde entonces.

Consecuentemente, si no se tienen en cuenta todas estas peculiaridades, existe una alta probabilidad de tomar la fecha incorrecta.

DÍAS Y FECHAS EN LA ÉPOCA DE LA SEMANA DE PASCUA JUDÍA DEL AÑO 29 C.E.

Busquemos días tomando como referencia el primer día de la semana regular judía: 

Las instrucciones sobre las fechas de la Semana de Pascua, con dos "santas asambleas", una al comienzo (Ref. 17) y otra al final, se encuentran en Éxodo, Levítico y Números (Ref. 18) (contradictorias, según el libro preferido); y las instrucciones sobre las fechas del Pentecostés judío, en sí una "santa asamblea", también se encuentran en Éxodo, Levítico y Números (Ref. 19). Ambas son dos grandes fiestas de peregrinación (la tercera es la Semana de Tabernáculos, también con dos "santas asambleas", una al comienzo y otra al final [Ref. 20]). El libro de Deuteronomio también da instrucciones pero no fechas exactas.

La última cena de Jesús de Nazareth (lo que propiamente debería ser una Cena de Pascua) está vinculada al primer día de la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura por Marcos, Mateo y Lucas (Ref. 21). Su subsiguiente arresto está en Marcos, Mateo, Lucas y Juan (Ref. 22). Las autoridades judías le condenaron a la pena de muerte (Ref. 23) y después de terminada la noche, temprano en la mañana le pidieron a la autoridad romana permiso para matarle (Ref. 24). La ejecución de Jesús de Nazareth se completó en la tarde, justo antes del ocaso del comienzo del Sabbath, el día del descanso (Ref. 25). Entonces, como aparece en los Evangelios según Marcos, Mateo y Lucas (Juan permanece mudo sobre la fecha inicial), Jesús de Nazareth fue clavado a una estructura de madera en forma de cruz en un día encajado justo entre el día del comienzo de la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura y el Sabbath de la semana regular. La tumba vacía fue encontrada al día siguiente, el primero de la semana regular (Ref. 26). 

Busquemos fechas tomando como referencia la fecha del Día de Pascua:

El Calendario Judío es híbrido, lunisolar, ajustando los meses con la Luna y los años con Sol. El primer día de la Semana de Pascua (el Día de Pascua propiamente dicho) comienza al anochecer del día 14 después del primer fino creciente de luna observado en la temporada de primavera. Guiándonos por cálculos modernos, esta fecha es equivalente al 16 de abril durante el año 29 C.E., fecha del Calendario Juliano. (Recordemos: en fecha Judía, el 16 ya corre desde el anochecer hasta el anochecer siguiente, pero en fecha Juliana, el 16 corre recién después de medianoche hasta la medianoche siguiente [Ref. 5] [Ref. 6]). La Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura comienza al día siguiente, el día 15 del primer mes lunar religioso, o sea, 17 de abril del 29 C.E. fecha Juliana.

Confusamente, cuando los apóstoles buscan y preparan el cenáculo se afirma que ya están en el primer día de la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura, pero al continuar con la narración ellos dicen que recién esa noche comenzará el Día de Pascua (recordemos, las fechas comienzan al anochecer) es decir, en orden inverso a lo establecido (Ref. 21).

LÍNEAS DE TIEMPO CONTRADICTORIAS PARA LOS MISMOS SUCESOS

Aquí debemos hacer una pausa y respirar hondo para evitar al máximo caer en la "numerología". Combinando datos, se forman más de una línea de tiempo para los días de la semana y sus correspondientes fechas para los eventos del mes de abril del año 29 C.E., el que teorizamos habría sido el mes de la Pasión:

a) Según los mandamientos como aparecen en el segundo libro del Pentateuco, en Éxodo, el orden de los días con sus fechas debería haber sido: Día de Pascua, coincidiendo con el primer día de la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura (16 Juliano)  -> Sabbath (17 Juliano) -> Primer día de la semana regular judía (18 Juliano).

b) Según los mandamientos como aparecen en el tercer y cuarto libros del Pentateuco, en Levítico y Números, el orden de los días con sus fechas debería haber sido: Día de Pascua (16 Juliano)  ->  Sabbath, coincidiendo con el primer día de la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura (17 Juliano)  ->  Primer día de la semana regular judía (18 Juliano).

c) Según los tres primeros libros del Nuevo Testamento, los Evangelios Sinópticos (según Marcos, Mateo y Lucas), el orden de los días con sus fechas fue: primer día de la Semana de la Fiesta del Pan sin Levadura (17 Juliano)  ->  Día de Pascua (18 Juliano)  -> Sabbath (19 Juliano)  ->  Primer día de la semana regular judía (20 Juliano).

d) Según aparece en el cuarto libro del Nuevo Testamento, el Evangelio no Sinóptico según Juan (Ref. 27), el orden de los días con sus fechas fue: el día anterior al Día de Pascua (15 Juliano)  ->  Sabbath, coincidiendo con el Día de Pascua (16 Juliano) ->  Primer día de la semana regular judía (17 Juliano).

En las líneas de tiempo "a", "b" y "d" el Día de Pascua coincide pero en la línea "c" no. En las líneas de tiempo "b" y "c" el primer día de la Fiesta del Pan sin Levadura coincide pero en la línea "a" no y la línea "d" no lo nombra (aunque ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia [Ref. 28]). La fecha astronómicamente incorrecta para el Día de Pascua en la línea de tiempo "c" puede ser muy llamativa, pero los 3 Evangelios Sinópticos (i.e. que son tan parecidos que casi pueden ser seguidos en paralelo) invariablemente nombran al primer día de la Fiesta del Pan sin Levadura en primer lugar, cuya fecha en la línea "c" sí está astronómicamente correcta. Ambas celebraciones eran igualmente obligatorias y no se puede descartar una en favor de la otra. Las 4 líneas de tiempo no coinciden; es más, no hay consenso entre ni siquiera 1 línea de tiempo y otra.

Entonces, ¿cuál escoger? Las líneas de tiempo de los libros del Pentateuco fueron confeccionadas en épocas remotas de hasta una decena de siglos B.C.E. (Ref. 29); por lo demás, esos versículos constituyen la ley ancestral, no el reporte contemporáneo de cómo ocurrieron las cosas en el tiempo de Jesús de Nazareth. El Evangelio según Juan hace mucho énfasis en el misticismo y tiene el antecedente de que constantemente se aparta de la línea de tiempo de los Sinópticos, de manera significativa; justamente por eso no es "sinóptico"; además, es más tardío (Ref. 29). La línea de tiempo de los Evangelios Sinópticos es más contemporánea a los eventos (Ref. 29) que las otras y ofrece confecciones que, aunque sabidamente interdependientes, coinciden en gran parte de lo relatado sin dejar de ofrecer énfasis diferentes.

Por lo tanto, nos jugamos por los Evangelios Sinópticos, aunque su cronología esté sustentada completamente en la extraña colocación incorrecta de 1 día santo, pero es así como está en las Escrituras (Ref. 21). De acuerdo a la cronología de los apóstoles según aparece en éstas, la tumba vacía fue encontrada el 20 de abril del 29 C.E.. Como vimos, este día era el primero de la semana regular judía.

ESTIRANDO AL MÁXIMO LOS 50 DÍAS

En ese entonces, el estilo imperante de contar los días hasta la fecha de Pentecostés judío, a partir de la Pascua, era el de los sacerdotes Saduceos, que contaban 50 días comenzando siempre desde el primer día de la semana regular judía que cayera posterior al Día de Pascua, o sea, desde el día después del Sabbath correspondiente. Este día coincide con la fecha del hallazgo de la tumba vacía. Si contamos a partir de esta fecha, 20 de abril del 29 C.E., primer día de la semana regular judía, los 50 días, inclusive, llegamos a una fecha de Pentecostés judío que cayó el 8 de junio del 29 C.E., es decir, 6 días antes de que ocurra el eclipse lunar total.

Convengamos que si hay una fecha totalmente invariable en todo este ensayo es la fecha del eclipse lunar total, puesto que el Calendario Juliano y su continuacón el Calendario Gregoriano están completamente documentados desde el año 8 C.E. hasta nuestros días. Por tanto, la fecha calculada del 14 de junio del 29 C.E. para el eclipse es matemáticamente correcta, y punto de referencia fijo.

Aquí tenemos un problema: Pedro dio una arenga de Pentecostés (desde ese momento Pentecostés cristiano) citando la profecía de Joel como prueba de que la hora del SEÑOR (Yavé) llegó después de "realizar maravillas en el cielo arriba" con la luna cambiada dramáticamente en su apariencia "a sangre" (Ref. 30), pero el eclipse lunar total todavía no había ocurrido. Las fechas están al revés de lo esperado para que un eclipse haga cumplir una profecía. ¿Cómo puede cumplirse una profecía antes de cumplirse?

Ahora entramos en el muy criticable y pantanoso terreno de la especulación:

En aquellos tiempos, los judíos esperaban la llegada de un ungido, “mshchth”, expresión de la cual deriva la palabra mesías, traducido al griego como “Khristós”, o Cristo para los hispanohablantes. Los apóstoles lo identificaron con Jesús de Nazareth. Una vez desaparecido éste, pensaban que el "Reino de los Cielos" llegaría de manera inminente, mientras ellos todavía estaban vivos (Ref. 31).

Hechos de los Apóstoles no fue confeccionado por Pedro, sino por Lucas el Evangelista, quien no fue Apóstol de Jesús de Nazareth ni testigo de lo sucedido, aproximadamente medio siglo después de los eventos, por lo que su relato es necesariamente de segunda o tercera mano, o inclusive más alejado. En el tono de fin de los tiempos, escatológico, del pasaje bíblico, los dos eventos vecinos, el supuesto "descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles" y el cambio dramático en apariencia de "la luna a sangre", podrían haber sido unidos por Lucas en un solo evento, en su narración de Hechos 2:1-21.

Así, al redactar, Lucas podría haber cambiado la fecha del eclipse total de luna, adelantándola una semana, de manera a que con esta (no comprobada) "licencia poética" la fecha del eclipse ahora se transforme en, supuestamente, 7 de junio del 29 C.E., 1 día antes de Pentecostés. Ésta sería la historia bíblica confeccionada por Lucas que llegó hasta nosotros.

Con esta invención Lucas elimina la contradicción, inclinando la balanza a favor de la fecha de Pentecostés, que continuaría invariable. Así, podríamos tomar la nueva y supuestamente congruente cronología astronómico-profética para retroceder los días y potencialmente apuntar a la fecha de fallecimiento de Jesús de Nazareth: el 18 de abril del año 29 Era Común. 

Por otro lado, Josefo, escribiendo alrededor del año 93 C.E., nos da dos detalles intrigantes: el primero es que en su tiempo, después de la destrucción del Segundo Templo en Jerusalén en el año 70 C.E., los 50 días de Pentecostés ya no se contaban desde un día de la semana, como en tiempos de los ahora defenestrados sacerdotes Saduceos (Ref. 32), sino que a partir de una fecha fija del Calendario Judío: el día 16 del primer mes lunar (Ref. 33). Con este ajuste, desde algún momento después de la destrucción del Templo en adelante, el Pentecostés en la mayoría de los casos llegará antes (y nunca más de 1 día después, mucho menos 6 días) en relación al primer día de la semana de lo que lo hacía cuando Simón Pedro estaba vivo.

Por ejemplo, con el antiguo cómputo de la regla, si el Día de Pascua caía el segundo día de la semana regular, los 50 días comenzaban a correr recién desde el primer día de la semana regular siguiente. Con el ajuste, si el Día de Pascua caía en el segundo día de la semana regular, los 50 días comenzaban a correr ya desde el cuarto día de esa misma semana regular. Por tanto, con el ajuste en la regla en la mayoría de los casos habrá menos días entre el Día de Pascua y Pentecostés, y la tendencia es que, en supuesto, la fecha del discurso de Pedro se adelante en el tiempo y se aleje de la fecha del eclipse.

Como se estima que copias de Hechos de los Apóstoles comenzaron a circular por esta época (Ref. 29), si Lucas usaba un calendario con este ajuste, no le sirvió. De todos modos, con este ajuste o sin este ajuste, no hay manera de hacer llegar los 50 días hasta la fecha del eclipse: en el período de interés, del 28 C.E. hasta el 36 C.E., la fecha más tempranera en el año ocurrió en 34 C.E. y la más tardía, justamente en el 29 C.E. (Ref. 5).

Pero el segundo detalle del que habla Josefo es opuesto y significativo: en contrapartida, dice que la Fiesta de Pentecostés duraba más de 1 día, con más de 1 día de descanso (Ref. 34). No queda muy claro cuántos días, aunque describe ofrendas continuas entre dos Sabbaths. Tampoco sabemos si en tiempos de los Saduceos, por ejemplo en fecha de la muerte de Jesús de Nazareth, esta regla ya existía.

Vayamos despacio: la solución a seguir es incómodamente compleja porque requiere que se cumplan no 1 sino 2 hipótesis al mismo tiempo, resbalando hacia la "Navaja de Ockham", que enseña que en igualdad de condiciones, la explicación más simple tiende a ser la correcta. (Ref. 35).

Cumpliéndose las 2 hipótesis, si, primero, se vuelve a contar desde el primer día de la semana regular al estilo Saduceo, y segundo, la cronología de Pentecostés era de 50 días más 7 días de fiesta (¿con una segunda "santa asamblea" al séptimo día, como en las otras dos fiestas de peregrinación?) tenemos 57 días desde el 20 de abril del 29 C.E. hasta cerrar la Fiesta de Pentecostés. Dicha cronología perfectamente puede ser suficientemente larga como para llegar hasta la fecha del 15 de junio del 29 C.E.. Si así fue, el eclipse lunar total del 14 de junio del 29 C.E. verdaderamente ocurrió la noche anterior al discurso escatológico de Pedro, y todas las fechas de los Evangelios Sinópticos son verdaderas.

OTRAS EXPLICACIONES ESPECULATIVAS PARA LA PROFECÍA DE JOEL

Hay otras posibles especulaciones aparte de un eclipse lunar total para las palabras de Pedro, que incluyen las otras señales del "fin de los días": a) sangre, b) fuego, c) nubes de humo, d) sol cambiado a oscuridad (Ref.30).

En un eclipse total de Sol el cielo diurno efectivamente se vuelve noche. Pero la sombra de la Luna que cae sobre la superficie de la Tierra es comparativamente bastante pequeña, por lo que la oscuridad está restringida a regiones bastante estrechas y durante breves minutos, al contrario de un eclipse lunar que es visible desde todo un hemisferio terrestre y hasta por un par de horas. Ningún eclipse solar total ocurrió en Jerusalén en los 9 años analizados (Ref. 3). 

Pero hay un fenómeno que combina el sol oscurecido "y señales milagrosas en la tierra abajo, sangre y fuego y nubes de humo." (Ref. 30): una erupción volcánica catastrófica. Tenemos una contemporánea con la confección de Hechos de los Apóstoles: la erupción del Vesuvio que destruyó Pompeya y otras poblaciones, con una masiva cantidad de víctimas, el 24 y 25 de agosto del año 79 C.E., arrojando una tormenta de piedras, lava y cenizas y oscureciendo el sol por 3 días (Ref. 36).

Ahora falta la dramática luna con apariencia de sangre; tal vez se la podamos proveer de la siguiente forma: 4 meses y medio antes, el 5 de abril de ese mismo año 79 fecha Juliana, ocurrió un eclipse lunar total visible desde Pompeya, y Roma y Jerusalén, que coincidentemente cayó exactamente la misma noche que la noche del Día de Pascua judía de ese año (Ref. 3) (Ref. 5) (Ref. 6). (Aunque lo de "coincidentemente" no es tan coincidencia: en un mes judío observacional que siempre se ajusta por las fases de la luna, el Día de Pascua siempre será en luna llena. Pero como los eclipses lunares sólo ocurren en luna llena, si hay un eclipse en ese mes, será en el Día de Pascua).

En aquellos tiempos, Lucas, peregrinando por el mundo greco-romano, podría haber usado los dos temidos (si bien que inconmensurables) eventos del orden natural de las cosas ocurridos en el año 79 para hacer cumplir una profecía. Pero como Pedro dio su discurso por lo menos 43 años antes, esto habría sido un extremo desvío de la verdad.    

EPÍLOGO

En fin, ahora es momento de darnos la vuelta y sentarnos al otro lado de la mesa. Observemos, detenidamente, la ecuación por su lado contrario: no partiendo de una profecía para intentar descubrir unas fechas, sino que al revés, partiendo de unas fechas para intentar descubrir una profecía. Inevitablemente, en algún momento tendremos que cuestionarnos: ¿qué es lo que de verdad podría haber visto Joel, a una distancia de siglos y más siglos, a través de la neblina del parabrisas del tiempo? O, lo que es lo mismo, ¿de verdad es posible que haya información que viaje desde el futuro? ¿Qué verdaderamente son las profecías? ¿Son verdaderamente otra versión literaria de una infinita cantidad de monos tecleando al azar en una infinita cantidad de máquinas de escribir durante una infinita cantidad de tiempo produciendo las obras completas de Shakespeare? (Ref.37).

A modo de conclusión: el presente artículo se basa en un hipotético cruce entre un eclipse y una profecía. Pero al dudar de la validez de las profecías, ¿no estaría este artículo invalidándose a sí mismo? Desglosemos esta pregunta: primero, la verdad sobre las profecías (totalmente falseables) no importa, lo que importa es lo que Pedro y Lucas creían. Segundo, Pedro se centra en la parte de la profecía de Joel que se refiere a los apóstoles hablando en idiomas extranjeros "como el Espíritu [Santo] se los permitía", no en la parte del eclipse, aunque hace referencia al mismo al final (Ref. 30).

Ahora, las palabras de Pedro nos llegan a través de Lucas, y no sabemos de quién fue la idea de extraer aquellos 2 versículos del Antiguo Testamento que tratan de las "maravillas en el cielo arriba" y las "señales milagrosas en la tierra abajo" y trasplantarlos, por así decir, en el Nuevo Testamento (actuar nada raro en la literatura bíblica). Si fue idea de ambos, tanto de Pedro como de Lucas, la respuesta es que este artículo sí es válido, puesto que la profecía de Joel fue utilizada para nombrar el eclipse. Si fue idea sólo de Lucas, la respuesta a nuestra pregunta es que este artículo no es válido, puesto que Pedro no le dio importancia a la parte de la profecía de Joel que habla del eclipse, en su debido momento y su debido lugar, i.e., en Pentecostés del año 29 C. E., en Jerusalén. Lastimosamente, no tenemos datos ni en un sentido ni en el otro. ¿Pero sería lícito censurar a Pedro por una suposición, de que la idea verdaderamente fue sólo de Lucas? Pregunta difícil, ¿verdad?

Una de las mejores cosas que podemos hacer con estas preguntas en particular y con este ensayo cargado de datos en general es usar la virtud de pensar, pensar con la cabeza propia y experimentar cada cosa que nos surja en la mente para ver si funciona, y si no funciona, descartarla. Pero siempre dejando muy claro que el espíritu del verdadero estudioso es el de ser neutral, o en las palabras de Jean-Baptiste Biot, ser “un testigo extranjero a cualquier sistema” (Ref. 38) de ideas preconcebidas.

- “Amicus Plato amicus Aristoteles magis amica veritas” (Ref. 39).

- “Quid est veritas?” (Ref. 40).

A. L.

REFERENCIAS

1) NET (New English Translation) Bible, Biblical Studies Press, Richardson, Texas, 2005. Las escrituras citadas son de la NET Bible®, http:/netbible.com. Copyright ©1996, 2019. Usadas con permiso de la Biblical Studies Press, L.L.C.. Todos los derechos reservados.

2) Titus Flavius ​​Josephus, "Antigüedades de los Judíos", Libro 17, Capítulo 6, párrafo 4, hasta el Capítulo 9, párrafo 3; y Libro 18, Capítulo 4, párrafo 6.

3) Tablas de eclipses por Fred Espenak y Jean Meeus (NASA / Goddard Space Flight Center). 

4) Tabla de fechas de la Pascua por Susan Stolovy, Steward Observatory (Tucson, Arizona, USA).

5) Casio Computer Co. Keisan Online Calculator.

6) Patrick Rocher y G. Sartre, Institut de Mécanique Céleste et de Calcul des Éphémérides / Observatoire de Paris.

7) Mateo 2:1-16.

8) Lucas 2:1-7.

9) Marcos 15:33.

10) Mateo 27:45.

11) Lucas 23:44-45a.

12) Lucas 3:1-2 y Lucas 3:23.

13) Titus Flavius ​​Josephus, "Antigüedades de los Judíos", Libro 18, Capítulo 2, párrafo 2; Capítulo 4, párrafos 2 y 3; y el Capítulo 6, párrafo 5.

14) Quintus Hortensius, "Lex Hortensia", 287 B.C.E..

15) Marcus Verrius Flaccus, "Fasti Praenestini", a más tardar 20 C.E..

16) Grafiti en la Casa delle Nozze d'Argento, Pompeya.

17) Titus Flavius Josephus, "Las Guerras de los Judíos, o la Historia de la Destrucción de Jerusalén", Libro 6, Capítulo 9, párrafo 3.

18) Éxodo 12:1-20 y Éxodo 23:14-15 y Éxodo 23:17-18; Levítico 23:4-8; Números 9:1-5 y Números 28:16-25.

19) Éxodo 23:14 y Éxodo 23:16a y Éxodo 23:17; Levítico 23:9-22; Números 28:26-31.

20) Levítico 23:33-37.

21) Marcos 14:12-17; Mateo 26:1-2 y Mateo 26:17-20; Lucas 22:1-2 y Lucas 22:7-15.

22) Marcos 14:32-36 y Marcos 14:43-53; Mateo 26:36 y Mateo 26:47-50 y Mateo 26:57; Lucas 22:39-44 y Lucas 22:47-54; Juan 18:1-13.

23) Marcos 14:64; Mateo 26:66.

24) Marcos 15:1; Mateo 27:1-2; Juan 18:28-29a.

25) Marcos 15:42-47 y Marcos 16:1; Mateo 27:62-64; Lucas 23:50-24:1; Juan 19:42.

26) Marcos 16:1-6; Mateo 28:1-6; Lucas 24:1-3; Juan 20:1-8.

27) Juan 13:1-2; Juan 18:28; Juan 19:12-14; Juan 19:31.

28) Dugald Bell, citado por Thomas Sheppard, "On the Occurrence of Scandinavian Boulders in England", The Glacialists’ Magazine: A Quarterly Record of Glacial Geology, Volumen 3, Parte 3, página 132, diciembre de 1895. F. H. Butler, Londres; Jowett & Sowry Impresores y Litógrafos, Leeds.

29) Santa Biblia, Reina-Valera 95, Edición de Estudio. Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569). Revisada por Cipriano de Valera (1602). Otras Revisiones: 1862, 1909 y 1960. Introducciones © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. 

30) Hechos de los Apóstoles 2:1-23.

31) Marcos 13:1-30; Mateo 24:1-34; Lucas 21:5-32.

32) Titus Flavius ​​Josephus, "Antigüedades de los Judíos", Libro 13, Capítulo 8, párrafos 4.

33) Titus Flavius ​​Josephus, "Antigüedades de los Judíos", Libro 3, Capítulo 10, párrafos 5 y 6.

34) Titus Flavius ​​Josephus, "Antigüedades de los Judíos", Libro 3, Capítulo 10, párrafos 6 y 7.

35) "Numquam ponenda est pluralitas sine necessitate", William of Ockham (ca. 1285 - ca. 1349) en "Quaestiones et decisiones in quattuor libros Sententiarum Petri Lombardi", Lyon, 1495.

36) Plinio el Joven, "Cartas", Libro 6, carta 16 y carta 20 a Cornelius Tacitus; año 107 C.E..

37) "...tres hombres justifican a Demócrito y refutan a Cicerón. En tan desaforado espacio de tiempo, el vocabulario y las metáforas de la polémica son distintos. [¿Thomas Henry?] Huxley (que es uno de esos hombres) no dice que los "caracteres de oro" acabarán por componer un verso latino, si los arrojan un número suficiente de veces; dice que media docena de monos, provistos de máquinas de escribir, producirán en unas cuantas eternidades todos los libros que contiene el British Museum." - Jorge Luis Borges, "La biblioteca total", revista Sur, Año 9, Número 59, Buenos Aires, Agosto de 1939. Nota de Borges: "Bastaría, en rigor, con un solo mono inmortal."

38)  Jean-Baptiste Biot, en "Mémoires de la classe de sciences mathématiques et physiques de l'Institut National de France 7", Paris, 1803, páginas 224 a 265, citado por Matthieu Gounelle, "The meteorite fall at L'Aigle on April 26th 1803 and the Biot Report", 66th Annual Meteoritical Society Meeting, 2003.

39) "Platón es mi amigo, Aristóteles es mi amigo, pero mi mayor amiga es la verdad" - Isaac Newton, "Algunas cuestiones filosóficas", 1664.

40) "Pilatos preguntó: '¿Qué es la verdad?'" - Juan 18:38a.

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Pintura: "El descenso de la cruz", por Peter Paul Rubens, 1611-1614, óleo sobre tabla, 421 cm x 311 cm, panel central de un tríptico en el edificio de la "Catedral de Nuestra Señora" [i.e., María de Nazareth] en Amberes, Bélgica. Theophile Silvestre escribió, en su "Sobre el descenso de la cruz de Rubens", 1868: “El tema principal se compone de nueve figuras: en la parte superior de dos escaleras, trabajadores están bajando el cuerpo de Cristo [i.e., Jesús de Nazareth] con la ayuda de una mortaja que uno de ellos sostiene en sus dientes, el otro en la mano izquierda. Apoyándose firmemente contra los brazos de la cruz, cada uno se inclina hacia adelante para guiar al Cristo [i.e., Jesús de Nazareth] con la mano que queda libre, mientras que San Juan [i.e., "el discípulo a quien amaba Jesús" de Nazareth], con un pie en la escalera y la espalda arqueada, lo apoya con lo más enérgicamente. Uno de los pies del Salvador [i.e., Jesús de Nazareth] se posa sobre el hermoso hombro de la Magdalena y le roza el cabello dorado. José de Arimatea y Nicodemo, colocados a mitad de camino en las escaleras para así estar frente a frente, forman, junto con los dos trabajadores en la parte superior de la imagen, un cuadrado de figuras vigorosas pero plebeyas. La Virgen [i.e., María de Nazareth], parada al pie del árbol de sacrificios, extiende sus brazos hacia su H[h]ijo; Salomé (propiamente, María Cleofas) [sic], arrodillada, recoge su túnica. En el suelo se ven la inscripción y un cuenco de cobre donde la corona de espinas y los clavos de la crucifixión se encuentran en la sangre congelada. La multitud, siempre eufórica por el espectáculo de la tortura, se ha marchado del Gólgota cuando la luz del día se desvanece. Después del sacrificio del Calvario, como se llama en la Escritura, el cielo triste y oscuro es atravesado por una luz que ilumina los hombros de los trabajadores, cuya postura audaz recuerda la composición de Daniele da Volterra [alumno de Michelangelo]".