* El conocimiento de la sombra de la Tierra

LA PREDICCIÓN DE LOS ECLIPSES LUNARES EN LA HISTORIA: EL CONOCIMIENTO DE LA SOMBRA DE LA TIERRA

* The knowledge of the shadow of the Earth

“Produciré portentos tanto en el cielo como sobre la tierra - sangre, fuego y columnas de humo.”

“La luz del sol será convertida en oscuridad y la luna del color de la sangre, antes que el día del SEÑOR [Yavé] venga - ¡ese día grande y terrible!”

Esto pertenece al libro según el profeta hebreo Joel, capítulo 2, versículos 30 y 31 (Ref. 1). Fue escrito en alguna época entre el año 800 B. C. E. y el 350 B. C. E., y muestra con claridad lo que en la mente de los antiguos se pensaba del origen o causa de los eclipses.

Y en otras culturas era similar: “El eclipse de la Luna que tuvo lugar en Marchesvan (mes VII) comenzó [en el este]. Esto es malo para Subartu. ¿Qué [está mal]? (…) ¿Qué se está haciendo para que el mal pase?” clamaba el escriba Bel-suma-iskun de Babilonia en el 675 B. C. E. (Ref. 2).

Pero en el “Libro de las Odas” de la China del siglo VIII B. C. E. ya se intuía alguna regularidad en el fenómeno: “Entonces la Luna se hizo muy pequeña (…) que la Luna sea eclipsada es un asunto ordinario.” (Ref. 3).

Para esa época los babilonios ya tenían registros de siglos de observaciones astronómicas, escritas en tablillas de arcilla, con las posiciones del Sol, la Luna y los planetas en diferentes épocas. Con esta base de datos se dieron cuenta de que si hay un eclipse hoy, habrá otro eclipse parecido dentro de 223 lunas llenas más. Este ciclo fue posteriormente conocido como el ciclo de Saros, y fue el primer sistema usado para predecir los eclipses con más o menos precisión.

Existen básicamente dos tipos de eclipses lunares visibles: el eclipse parcial y el eclipse total. Una de las características que distingue un eclipse parcial de un eclipse total es que en éste la Luna adquiere un color rojizo, que para los antiguos parecía sangre. Esta tonalidad se debe a efectos ópticos en la luz solar que pasa a través del "anillo de aire" de la atmósfera de nuestro planeta, como visto desde la Luna.

GRECIA Y ROMA

Cerca del año 450 B .C. E. un griego llamado Anaxágoras fue mandado a prisión por no practicar la religión y por enseñar teorías sobre las “cosas en lo alto”. Él decía que el Sol no era un dios y que la Luna estaba hecha de tierra común, y simplemente reflejaba la luz del Sol. La mayor parte de sus textos infelizmente se han perdido, pero Hipólito de Roma (ca. 170 - ca. 236), en su obra “Refutación de todas las herejías” (Ref. 4), nos acerca un dato importante sobre él : “Esta persona afirmó (...) que la Luna es eclipsada cuando la Tierra está interpuesta, (…) fue la primera en formular definiciones acerca de los eclipses y las iluminaciones”.

Pero este conocimiento difícilmente conseguía salir de los círculos científicos. Así, Plutarco nos habla del tropiezo de Nicias (ca. 470 - 413 B. C. E.), un general ateniense que tenía cercada a Siracusa y se preparaba para el asalto final. Pero en esa noche hubo un eclipse de Luna. A Nicias lo inundó un terror supersticioso y abandonó inmediatamente sus planes. Esto dio tiempo al enemigo para un contraataque y Nicias acabó prisionero.

Ya Alejandro Magno, posiblemente el general más exitoso de la historia, consiguió ser más astuto. El 20 de setiembre del año 331 B .C. E., mientras se preparaba para la batalla de Arbela, ocurrió un eclipse de Luna. El historiador Quintus Curtius Rufus (Ref. 5) relata que “causó en el Exército tan religiosa conmocion aquel improviso accidente (sobreviniendo en ocasion de estar para darse tan sangrienta batalla, y cuyo suceso tenia á todos en bastante cuidado) que pasando á desmesurado pavor, prorrumpian los soldados, preocupados de él, en altas y desconsoladas voces”. Alejandro Magno rápidamente convocó a sus generales y ordenó a sus adivinos egipcios que den su opinión. Estos sabios ya conocían la causa real de los eclipses: que el movimiento cíclico de la Luna la llevaba a quedar justo detrás de la Tierra. Pero se resolvió no explicar esto a los soldados comunes: en vez de eso, se les dijo “Que el Sol denotaba á los Griegos y la Luna á los Persas; y que ningun eclypse de ésta dexó de serles [a estos enemigos] infausto presagio de alguna calamidad. (…) Con lo qual, no habiendo medio mas eficáz para refrenar la barbaridad popular, la qual por desenfrenada é inconstante que se halle, si llega á estar tocada de alguna vana sombra de religion, obedece mejor á los Adivinos, que á sus Generales.”

Un comportamiento un poco más democrático lo tuvo el tribuno romano Sulpicius Gallus, más tarde cónsul. Hombre aficionado a las letras, sabía que había una previsión de eclipse para la noche del 21 de junio del 168 B. C. E.. El historiador Titus Livius nos cuenta (Ref. 6) que en el día anterior discursó ante las tropas de su compatriota Lucius Paulus, diciéndoles que “no debían tomar el oscurecimiento [de la Luna] cuando está oculta en la sombra de la Tierra como un portento sobrenatural” porque así como ellos no temían al ciclo del día y de la noche y a las fases lunares, no debían temer a los eclipses, “porque esto sucedía en el orden natural de las cosas a intervalos prefijados.” En cambio, los adivinos del enemigo no pudieron dar otra explicación al fenómeno que no fuese la caída de su reino: “gritos y aullidos se repetían en el campamento macedónico”. Lucius Paulus venció la batalla y con ella la Tercera Guerra Macedónica llegó a su fin.

CRISTIANISMO

La superstición fue más lenta en ser dejada de lado en las culturas fuertemente teocráticas, comparada con otras culturas. Por cierto, el historiador judío Titus Flavius ​​Josephus nos da la fecha de la muerte del cruel Herodes el Grande, diciendo que fue entre una de sus famosas masacres, en cuya noche hubo un eclipse lunar, y la Semana de Pascua. Con otras informaciones dadas por Josefo y la Astronomía moderna, se estima que el rey pudo haber muerto después del eclipse del 15 de septiembre del 5 B.C.E. y cerca del inicio de la Semana de Pascua, comenzada el 12 de abril del 4 B.C.E., fechas del Calendario Juliano (Ref. 7). Con estos datos y eligiendo la versión dada por el Evangelio según Mateo (Ref. 8) en vez de la del Evangelio según Lucas (Ref. 9), se puede especular que Jesús de Nazareth nació antes de esta última fecha.

En Hechos, capítulo 2, Simón Pedro continúa asociando el temor de Dios con eclipses, insistiendo en que la profecía de Joel se cumplió con la posible ayuda de un eclipse cerca del supuesto "descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles" en la fiesta judía de Pentecostés, 50 días después del hallazgo de la tumba vacía de Jesús de Nazareth. Extrapolando de los Evangelios (Ref. 10), del régimen del emperador Tiberio César y datos de Josefo (Ref. 11), Jesús de Nazareth comenzó su predicación pública no antes del 28 C.E. y fue asesinado a más tardar en el 36 C.E.. Los cómputos modernos muestran que en este período de 8 años hubo 7 eclipses lunares totales, con sólo 2 de ellos completamente visibles desde Jerusalén: uno el 14 de junio del 29 C.E. y el otro el 27 de julio del 36 C.E., fechas del Calendario Juliano. Esta última fecha fue demasiado tarde en el año, mucho después de Pentecostés. Así que el cambio de "la luna a la sangre" mencionado fue probablemente el que se presenció en Jerusalén en la noche del 14 de junio del año 29 C.E..

En esos días los griegos ya tenían complejas fórmulas matemáticas para predecir hasta la hora de los eclipses, principalmente gracias a las observaciones de los movimientos de la Luna y su distancia hechas por el más grande astrónomo de la antigüedad: Hiparco. Pero en la Edad Media todavía era posible ver en la literatura occidental frases como “Aquí estaba la Luna como si ella fuera con sangre engendrada” en el año 734, y “toda ensangrentada” en el año 1117, según se puede leer en “La crónica anglosajona” (Ref.12).

EL TRUCO DE COLÓN

En la Edad Moderna, el brillante pero a la vez autoritario Cristóbal Colón decidió una vez más aplicar lo de “el conocimiento es poder”. En 1504, él y su tripulación de más de 50 españoles estaban aislados en la pequeña bahía de Santa Gloria (actual Saint Ann), en Jamaica, hacía ya tiempo. La situación empeoró en febrero, cuando los nativos se rehusaron a continuar suministrando comida a los extranjeros.

David Thomas, en su libro “Christopher Columbus: Master of the Atlantic” (Ref. 13) cuenta que Colón reunió a todos los caciques locales. Les advirtió que su dios les castigaría con hambre y enfermedades si no ayudaban a los españoles. Y que como demostración de sus intenciones haría una señal en el cielo: un oscurecimiento de la Luna.

Algunos caciques temieron y otros se burlaron, pero pronto una sombra oscura comenzó a pasar por sobre la cara de la Luna. Un gran miedo se apoderó de los indígenas. Ellos imploraron a Colón que intercediera ante su dios. El europeo se retiró a su cabina por alrededor de 1 hora, y luego volvió junto a los caciques. Les explicó que los españoles eran cristianos, que creían en un dios que vivía en los cielos y que premiaba a los buenos y castigaba a los malos. Les informó que el dios estaba preparado a retirar su amenaza de castigo si ellos se portaban bien y volvían a suministrar comida y otras necesidades a los cristianos, y que como muestra de que estaba dispuesto a perdonar a los indígenas, retiraría la sombra de encima de la Luna.

Desde luego, el truco era que Colón tenía en su nave “Capitana” una copia del calendario de Johann Müller, publicado en Nuremberg allá por 1474. Contenía las predicciones de eclipses lunares por muchos años por delante. Colón notó que había una predicción para el 29 de febrero de 1504, justamente en la época de la disputa que quería zanjar.

Los indígenas, en su ignorancia, aceptaron “las condiciones del dios cristiano”, y cuando la sombra se fue se maravillaron. A partir de ahí, los españoles siempre obtuvieron de estos indígenas lo que quisieron.

EJEMPLO DE PREDICCIÓN SENCILLA MEDIANTE EL CICLO DE SAROS

Como leímos, los babilonios percibieron que hay una rara periodicidad, de 18 años y 11 días, en la que suelen haber eclipses. Por ejemplo, el eclipse lunar visto en fecha 2018 ENE 31 ocurrió 18 años y 11 días después del de fecha 2000 ENE 21. El ocurrido en 2018 JUL 27, fue 18 años y 11 días después del de 2000 JUL 16. El más reciente fue en 2019 ENE 21, y una vez más, al revisar los registros históricos, vemos que eso fue también a 18 años y 11 días y pico de otro eclipse del pasado, en este caso el eclipse lunar del 2001 ENE 9:

1986 ABR 24

1986 OCT 17

1989 FEB 20

1989 AGO 17

1990 FEB 9

1992 DIC 9

1993 JUN 4

1993 NOV 29

1996 ABR 4

1996 SET 27

1997 MAR 24

1997 SET 16

2000 ENE 21 ←

2000 JUL 16 ←

2001 ENE 9 ←

2003 MAY 16

2003 NOV 9

2004 MAY 4

2004 OCT 28

2007 MAR 3

2007 AGO 28

2008 FEB 21

2010 DIC 21

2011 JUN 15

2011 DIC 10

2014 ABR 15

2014 OCT 8

2015 ABR 4

2015 SET 28

2018 ENE 31 ← este eclipse ocurrió a 18 años y 11 días y pico después de otro del pasado.

2018 JUL 27 ← este eclipse ocurrió a 18 años y 11 días y pico después de otro del pasado.

2019 ENE 21 ← este eclipse ocurrió a 18 años y 11 días y pico después de otro del pasado.

2021 MAY 26

2022 MAY 16

2022 NOV 8

Siguiendo nuestro análisis de registros en la parte alta de esta tabla, vemos que hubo un eclipse de Luna en fecha 2003 MAY 16. Con este dato podemos intentar predecir el próximo eclipse:

2003 + 18 años = 2021.

MAY 16 + 11 días y pico (con una ligera corrección en este caso de -1 día porque ya pasamos sobre 5 años bisiestos) = MAY 26 / MAY 27, la noche o la madrugada que contenga la luna llena.

Datos de la NASA muestran a la Luna en eclipse a las 11:19:53 horas del 26 de mayo de 2021, Hora Universal. ¡Genial!

Y con esta “magia”, concluimos. Les deseo cielo despejado para todos ustedes.

A. L.

REFERENCIAS

1) NET (New English Translation) Bible, Biblical Studies Press, Richardson, Texas, 1996-2019.

2) Citado por F. Richard Stephenson, “Eclipses históricos y la rotación de la Tierra”, Cambridge University Press, Londres, 1997, página 125.

3) Citado por Stephenson, en el mismo libro, página 222.

4) Reproducida en “Los Padres ante-nicenos”, volumen 5, editado por Alexander Roberts y James Donaldson, revisado y arreglado cronológicamente por Cleveland Coxe, T & T Clark, Edimburgo, 1885.

5) “De la vida y las acciones de Alexandro, el Grande”, traducido de la lengua latina en la española por don Mateo Ibañez de Segovia y Orellana, Marqués de Corpa, Caballero del Orden de Calatraba. Con licencia. En Madrid: en la imprenta de Ramon Ruiz. Año de M. DCC. XCIV. [año 1794], Libro Quarto, Cap. X.

6) “La historia de Roma”, volumen 6, Ernest Rhys, editor, Rev. Canon Roberts, traductor, J. M. Dent & Sons, Londres, 1905.

7) Titus Flavius Josephus, "Antigüedades de los Judíos", Libro 17, Capítulo 6, párrafo 4, hasta el Capítulo 9, párrafo 3.

8) Mateo 2:1-16.

9) Lucas 2:1-7.

10) Lucas 3:1-2 y Lucas 3:23.

11) Titus Flavius Josephus, "Antigüedades de los judíos", Libro 18, Capítulo 2, párrafo 2; Capítulo 4, párrafos 2 y 3; y el Capítulo 6, párrafo 5.

12) La primera oración en los manuscritos "A" [Cambridge], "B" [Londres], "C" [Londres], "D" [Londres] y "E" [Oxford], al menos, y la segunda en el manuscrito "E" [Oxford], transcripción y revisión por Tony Jebson, http://asc.jebbo.co.uk.

13) André Deutsch Ltd., Londres, 1991, p. 194.

Si usted desea compartir este artículo con otras personas, podrá establecer un link de Internet, pero no deberá copiar ninguna parte de esta página. Copyright 2007-2020. Se prohíbe la reproducción. Todos los derechos reservados. Predicciones de eclipses por Fred Espenak y Jean Meeus, NASA / Goddard Space Flight Center.

Publicado originalmente en ABC Color, el 4 marzo de 2007. Ilustración: “El eclipse de luna de Cristóbal Colón”. Crédito: Camille Flammarion, “Astronomie Populaire”, Charles Marpon & Ernest Flammarion, Editores, París, 1879-1880, libro II: “La Luna”, capítulo IX: “Los eclipses”, p. 231, Fig. 86.