* El Fin del Mundo por sobrecalentamiento global

LA DISCUSIÓN CIENTÍFICA MÁS POLITIZADA DEL MOMENTO: EL FIN DEL MUNDO POR SOBRECALENTAMIENTO GLOBAL

* The End of the World by global warming

Desde que comenzó la Revolución Industrial en el siglo XVIII, habríamos estado alterando nuestra fina atmósfera a tal punto que posiblemente estemos aumentando su temperatura. La solución a este problema tendría un alto costo económico. Pero debido a algunas incertidumbres, aún no hay consenso de cómo actuar.

Un análisis de la realidad científica de esto es difícil, porque el tema del calentamiento global lastimosamente se ha politizado. Pero supongamos que la hipótesis en boga es la que acabe torciendo las voluntades.

Al abordar este tema, en primer lugar hay que aclarar que efecto invernadero y sobrecalentamiento global son dos cosas diferentes. El calor nos llega del Sol mayormente en forma de luz visible, y se va en forma de luz infrarroja de la superficie calentada. Hay un equilibrio entre lo que entra y lo que sale, y la temperatura se mantiene constante. Los cálculos dicen que, debido a la distancia, la luz solar es insuficiente para calentar la Tierra más allá de los 20° C bajo cero como temperatura promedio del planeta. Sin embargo, gracias a nuestra atmósfera en realidad la temperatura es de 14° C positivos en promedio. Hay un calor que “deambula” antes de salir, debido a algunos gases en el aire, como el dióxido de carbono. Esto se llama efecto invernadero, y evita que nuestro planeta se congele.

Si cambiamos la concentración de cualquiera de esos gases variamos esta temperatura de equilibrio, y si el punto de equilibrio se mueve hacia arriba hablamos de un sobrecalentamiento global.

CONTAMINACION DEL AIRE EN TODO EL MUNDO

Ninguna región o país del mundo por tanto escapa a estos problemas que pondrían en jaque al planeta. Por ejemplo, datos de la World Wildlife Fund (WWF) muestran que el bosque atlántico interior de la cuenca alta del río Paraná está siendo convertido en humo a tal velocidad que en 5 años podría desaparecer completamente, principalmente para crear espacio para actividades agropecuarias. Es un problema económico, y la solución es difícil, a tal punto que organizaciones ambientalistas tienen que andar comprando bosques.

En el caso particular de ciudades del Tercer Mundo, observando desde cualquier semáforo es fácil convencerse de que sus habitantes están respirando una enorme cantidad de humo tóxico. La solución es que todos los vehículos (mismo los Diesel) sigan un mantenimiento puntilloso, pero para esto debemos meter las manos en los bolsillos. Es mucho más fácil culpar de todo al transporte público, ¿verdad?

Pero un problema más complejo es el del dióxido de carbono, también conocido como anhídrido carbónico, gas carbónico o CO2. Este gas transparente a nuestros ojos y sin olor se forma cuando quemamos cualquier cosa que contenga carbono (como la gasolina, el gasoil, el alcohol, el gas de cocina, la madera, etc.) con el oxígeno del aire. No es tóxico, pero en los últimos siglos lo hemos liberado en tal cantidad que ya estaríamos alterando la composición química de la atmósfera. Datos publicados por James Hansen en 2005 muestran que desde los años 60 su concentración global ha aumentado 20 %, y continúa elevándose. Y coincidentemente, algo que también está subiendo es la temperatura de la Tierra. ¿Estamos alterando el equilibrio natural del efecto invernadero?

PETROLEO EN EL MUNDO MODERNO

Una mirada a la lista de las 500 mayores empresas del mundo publicada por la Revista Fortune revela que las principales firmas son las que tienen una relación directa con el petróleo, ya sea como productores o como consumidores, para energía o como materia prima, para el transporte o para generar electricidad. Y no es fácil pedirles que lo dejen de usar de un día para otro. La economía mundial se mueve gracias al petróleo. De hecho, es tan importante que la Guerra del Golfo Pérsico y la más reciente invasión a Irak se debieron al control de lo que está bajo las arenas de esa región del mundo, por no hablar de otras guerras como la Guerra del Chaco.

SOBRECALENTAMIENTO GLOBAL

Según el estudio publicado en 2014 por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, para el año 2100 la temperatura promedio será 1 a 6 grados más elevada que actualmente. En las próximas décadas es posible que veamos cada vez más sequías, con sus consecuencias en la agricultura y la ganadería, la dificultad para encontrar agua potable, la escasez de alimentos y hasta hambrunas. Los bosques húmedos darían lugar a paisajes áridos, con la irremediable extinción de especies enteras. Los hielos se derretirían con el consiguiente aumento del nivel de los océanos en hasta 1 metro, lo suficiente como para inundar buena parte de las áreas habitadas del mundo. Las plagas tropicales, como el mosquito del dengue, prosperarían en el nuevo clima. Todo esto tendría consecuencias económicas, con el consiguiente aumento de las tensiones sociales y probablemente hasta de los conflictos armados.

EL COSTO DE BUSCAR ALTERNATIVAS

Se cree que podríamos evitar el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera parando de quemar combustibles que contienen carbono. Algunos proponen volver al siglo XVII, pero probablemente ni usted ni yo queremos eso.

Pero podemos redactar leyes que obliguen al uso de combustibles que absorben carbono en su elaboración, como el alcohol o el biodiésel, o fomentar el uso de la energía hidroeléctrica, la energía eólica, la solar, o quién sabe, nuevos reactores nucleares limpios: los de fusión. Tal vez todo lo anterior combinado.

Pero no es tan fácil optar por estas alternativas. Los reactores de fusión son experimentales y ninguno ha funcionado más que por breves instantes. Los ríos caudalosos son pocos y los embalses de las represas destruyen bosques. La energía eólica sigue siendo más cara que la obtenida quemando petróleo, así como la energía solar, y el alcohol y el biodiésel compiten con la agricultura de alimentos y dependen del éxito de cada zafra. Las energías alternativas nos van a costar dinero. Y no sólo a unos pocos grandes capitalistas: simplemente a todos los que nos gustan los vehículos pesados y potentes, usamos bolsitas de plástico, queremos supermercados con productos frescos provenientes de lejos y compramos productos manufacturados en países que casi no tienen hidroeléctricas.

Usando energías más caras el precio de casi todo va a subir. Nuestro estándar general de vida va a caer, tanto en los países ricos como en los países pobres.

La norma será recurrir a las tres “R”: reducir nuestro consumo, reutilizar los productos y reciclar nuestros desechos.

NO HACER NADA

O si estos sacrificios nos parecen demasiado, podemos seguir viciados en petróleo y ver qué pasa.

Altos funcionarios de algunos países industrializados y muchos ejecutivos de empresas siguen diciendo que el petróleo es nuestro amigo. Algunos científicos dicen que tal vez la villana sea la Naturaleza, puesto que se sabe que la Tierra suele tener variaciones cíclicas de temperatura. En este caso, lo único que nos restaría hacer es intentar adaptarnos a un mundo más caliente.

Tendremos que gastar en gigantescos sistemas de irrigación de los campos, pesquisar nuevas plantas y ganado que necesiten poca agua, invertir en fumigaciones y vacunaciones masivas y hasta mudar las ciudades costeras tierra adentro. En cuanto a disminuir las tensiones sociales, eso habría que hacerlo con o sin calentamiento global. ¿Y los animalitos de los bosques? Bueno, ellos no votan, ¿correcto?

Pero la ONU, la Unión Europea y la mayor parte de los científicos dicen que el cambio climático sí es evitable porque, esta vez, sería por nuestra culpa.

KYOTO, PARÍS Y LA PRUDENCIA

Tan solo 5º C más frío fue suficiente para crear la última Edad de Hielo, cuando el mar entre Rusia y Alaska bajó tanto que pudieron llegar a pie los primeros habitantes de América. Nadie sabe las reales consecuencias de lo inverso, 5º C más caliente, y si de verdad podemos hacer algo para evitarlo. ¿No sería bueno ser prudentes y disminuir los niveles de dióxido de carbono en el aire ya ahora, sólo por si acaso?

En 1997 se firmó en Kyoto un acuerdo mundial (y otro dos décadas después en París) que pretende eso, pero está teniendo dificultades para ir más allá del papel: es que nos pide a todos un cambio en nuestro estilo de vida.

Los estudios todavía tienen muchas incógnitas, especialmente porque no se sabe si el clima se va a estabilizar si paramos de quemar combustibles fósiles. La corriente filosófica de la hipótesis en boga dice que lo mejor es ser precavidos y dejar de experimentar con la atmósfera de nuestro planeta, porque si la destruimos ni la Luna ni Marte podrán ofrecernos un hábitat equivalente. Cada uno deberá reflexionar y formar su propia opinión, los pro y contra de actuar, los pro y contra de no actuar. Luego, el tiempo nos dirá si estamos o no equivocados. Tremenda responsabilidad, ¿verdad?

A. L.

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Basada en una charla de la serie "Fin del Mundo", dada en la USP, el 20 de noviembre de 1999. Publicado originalmente en ABC Color, el 19 de marzo de 2006. Fotografía: La Tierra es un sistema ecológico prácticamente autocontenido cuya única interacción de importancia con su exterior se da con la luz del Sol. En la foto, la estación espacial rusa Mir, el 4 de julio de 1995, volando a 400 km de altitud, sobre la fina capa de gases adosada a la superficie de nuestro planeta. Crédito: misión STS-71 (transbordador espacial "Atlantis") de la NASA.